Por ello, en el incanato, la plata rivalizó con el oro en la elaboración y ornamentación de piezas suntuosas para recreación y servicios de la nobleza imperial. Así como el oro traía para los pobladores reminiscencias solares, la plata era relacionada con la luna por su color y luminosidad.
Explotadores y especuladores
Con la llegada de los españoles se impuso el valor mercantil del metal. El pillaje comenzó con el rescate de Atahualpa y con el embarque a Europa de innumerables piezas de orfebrería.
A fines del siglo XVI y en el transcurso del XVII, la plata atrajo a españoles que comenzaron a explotar las grandes minas. Primero se descubre una gran mina en el Cerro de Potosí, luego, en Huancavelica y Pasco.
En estos lugares se inauguraron las ciudades que hoy llevan el mismo nombre, consideradas en aquella época como emporios de riqueza. A fines del siglo XVI, la ciudad de Potosí llegó a tener 160 mil habitantes, más que Londres. Se estima que de allí se extrajeron 1,500 millones de onzas que, a los precios de hoy, representarían diez mil millones de dólares.
Como puede observarse, la minería de plata, desempeñó un importantísimo papel en la economía del virreinato peruano, siendo primero las minas de Potosí y luego las de Pasco, las principales proveedoras por más de dos siglos. A diferencia de Potosí, que empezó a declinar a fines del siglo XVIII, Cerro de Pasco ha ido creciendo y actualmente se constituye en una de las mejores minas del mundo.
La evolución de la orfebrería
Con los conquistadores llegaron orfebres españoles que enseñaron a los artesanos peruanos a laminar, repujar, incidir, repujar y cincelar el metal. La amalgama de estas dos corrientes dio como resultado una riqueza ornamental y un estilo de creciente influencia indígena de gran calidad estética.
La plata era tan abundante que proporcionaba a los artesanos gran cantidad de materia prima de altísima calidad para la elaboración de excelentes trabajos de filigrana, así como piezas religiosas y utilitarias que fueron muy admiradas durante el virreinato, que son conservadas hoy como de incalculable valor.
Lima, Cusco, Arequipa y la zona de Puno y Bolivia, conocida como Alto Perú, se convirtieron en los centros más importantes de producción; en algunos de estos lugares se formaron gremios de plateros.
Con la Independencia, el gremio de la platería, que era tan numeroso, se vio muy afectado por las campañas militares de la emancipación, y la mayoría de sus integrantes se redujeron a meros tasadores y testigos del despojo que sufrían las iglesias y los pobladores.
A partir del siglo XIX, la platería deja de tener la importancia y la preeminencia que tuvo durante la Colonia, y se ve influida por otros estilos. Actualmente, la producción sigue vigente, artesanos e industrias dedicadas a esta actividad continúan enriqueciendo este antiguo arte. OEI.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario